Escuela Dominical - 29 de marzo 2020

“Él obra en mí para que yo haga Su voluntad”

Hola.  Gracias a todos los que participaron en nuestra clase del día de hoy. El espíritu que podemos sentir al juntarnos es un tipo de hermandad que quedará por siempre grabada en nuestro corazón.    En la clase de hoy analizamos el tipo de oración que permite lograr el perdón y clarificar el alma. La oración de Enós constituye un modelo sobre qué,  cómo y a quienes incluir en nuestras oraciones. Analizar este modelo  ciertamente no sólo nos permitiría mejorar la forma de comunicarnos con Nuestro Padre Celestial  sino que también nos permitirá suplir nuestras necesidades espirituales y el consuelo necesario en momentos en que sintamos lo que Enós describió como “Mi alma tuvo hambre”.  

Enos tuvo una lucha interior que le condujo a esforzarse porque su oración expresara los verdaderos deseos de su corazón. Orar de esta manera exige que la persona elimine las repeticiones vanas, trilladas o poco sinceras y que vuelque en palabras los deseos más profundos de su corazón, de modo que cada frase se convierta en una expresión de anhelo y deseo de hacer la voluntad de Dios.  

En una ocasión el élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Quórum de los Doce Apóstoles comparó la oración con abrir un candado y dijo: “El primer cilindro se corre cuando hay fe; el segundo, cuando hay rectitud personal, y el tercero y último sólo se corre cuando lo que se pide es, a criterio de Dios —no nuestro—, lo que nos conviene”. La oración de Enos reunía estos requisitos. Entonces  surge la pregunta:

 ¿Qué otras cosas podemos aprender de la  experiencia de Enos y cómo podemos utilizar este modelo de oración en nuestra epoca a fin de bendecir nuestra vida y las de otras personas?