domingo, 19 de abril de 2020




El rey benjamín dio a su pueblo uno de los sermones más poderosos que se registran en las escrituras. Pocos hombres han poseído a tal grado el atributo del amor cristiano y el servicio desinteresado como el rey Benjamín. No era sino un hombre, “sujeto a las debilidades normales del cuerpo y la mente, tal como sus semejantes” (Mosíah 2:10, 11). Su pueblo lo puso en el trono, pero lo más importante es que el Señor lo consagró profeta.

Durante toda su vida sirvió al pueblo sin pensar en buscar la riqueza. (Mosíah 2:11, 12.) No permitía que a su pueblo lo arrojaran en calabozos, y rehusó permitir que se esclavizara a nadie de entre su pueblo y para aliviar la carga de aquellos a quienes amaba y servía, trabajó para ganarse su propio sostén. (Mosíah 2:13, 14.)

En su discurso final encontramos diversos temas entre los que podríamos resaltar la importancia de la preparación para ser instruidos en las cosas de Dios, el servicio desinteresado y el trato con los semejantes. Pero más importante que todo  la gratitud que se demuestra con hechos hacia nuestro Salvador Jesucristo y su sacrificio expiatorio por medio de guardar los mandamientos.

A  ese respecto el élder Orson F. Whitney escribió un poema titulado “El Capitán del Alma”. Se las comparto a manera de reflexión sobre el papel de Jesuscristo y el agradecimiento que debemos sentir.

El capitán del alma
¿Lo eres de verdad? Pues, ¿Qué de Él, que con su sangre te rescató?
¿El que de las aguas turbulentas con desmedida valentía te arrancó?
¿Qué del Hijo, que por la raza caída, sufriendo todo, todo aguantó?
¿Del Dios, que para que el hombre viviese, murió y la gloria eterna compartió?
¿De qué sirve tu encomiable fuerza separada de su gran potencia?
Ruega, para que atravesando la sombra, tu visión atisbe y luego sienta Su presencia.
Como burbuja en la ola, es el débil ser mortal. Tú, que te dices dueño de tu alma,
¿a quién, sino a El, debes gloria tal? La libre voluntad es tuya, cierto,
para que escojas el bien o el mal; pero es a El — a quien pertenece tu alma—
que responderás en aquel gran día final. Hasta el polvo, entonces, tu cabeza inclina,
como parte diminuta de un inmenso plan; Y reconoce a El, y sólo a El,
como el dueño de tu alma, tu excelso Capitán.

Próximas asignaciones: 

1 comentario:

  1. Me gusto el video y el mensaje que deja de que si le servimos a los demas le estamos sirviendo a Dios.

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